Historia
Esta zona arqueológica prehispánica se localizó en la rivera del Rio Lerma, en una zona entre las ciudades actuales de Acámbaro y Tarandacuao, en el estado de Guanajuato, México. Poco se conoce de la historia de este asentamiento, y no es sino hasta después del año 1946, debido a la construcción de una presa, que se realizaron las primeras exploraciones y descubrimientos de objetos de alfarería y tumbas. Actualmente el lugar se encuentra debajo de las aguas de la Presa Solís aunque existen zonas a los alrededores que siguen siendo exploradas
Grupos nómadas chichimecas (guamares y guachichiles) llegaron procedentes del actual estado de San Luis Potosí
De acuerdo con varios autores, se estima que este asentamiento tuvo lugar entre 500 a. C. a 300 d. C. Los primeros habitantes de esta zona fueron cazadores-recolectores que vivían lo largo del río y eventualmente desarrollaron conocimientos agrícolas.
Se establecieron en una aldea extendida conformada por chozas construidas sobre plataformas revestidas de piedra y con pisos de lodo. Cultivaban maíz, fríjol y calabaza, aprovechando las márgenes del río Lerma y sus afluentes. Por la existencia de metales y molcajetes de piedra se sabe que molían el maíz, y probablemente sembraron chile y tomates silvestres. También se sabe que practicaron la caza, la pesca y la recolección de productos silvestres.
Cultura Chupícuaro
Esta cultura tiene mucha importancia por la influencia que ejerció que tuvo en la zona. Es posible que se extendió hasta el sur de Estados Unidos, 500 años a.C. Existen teorías de que los primeros habitantes de Guanajuato pertenecieron a esta cultura.
La cerámica de esta cultura es anterior al periodo clásico, incluye figurillas angulosas con formas geométricas. En el Museo de Acámbaro se exhiben con piezas de la cultura otomí, mazahua y tarasca.
Aparentemente la cultura Chupícuaro se desarrolló en un amplio territorio, u se definió como estilo o Tradición Chupícuaro (Beatriz Braniff), en Guanajuato, Michoacán, Guerrero, Estado de México, Hidalgo, Colima, Nayarit, Querétaro y Zacatecas. Se estima que Chupícuaro facilitó la expansión hacia el norte, de elementos mesoamericanos (Raíces culturales del Occidente de México y tal vez del Noroeste, comparable con la Cultura Olmeca en el resto de Mesoamérica (Jiménez Moreno, 1959:1043).
Chupícuaro tuvo un gran desarrollo cultural y expansión de su estilo en áreas alejadas al centro difusor e influyó en tradiciones alfareras que llegaron a perdurar hasta fines del período Clásico, inclusive hasta el Posclásico, como se aprecia en la cerámica tarasca de Michoacán. A fines de 1985, en la primera Reunión sobre Sociedades Prehispánicas, se planteó con respecto a la Cultura Chupícuaro, que los grupos que manufacturaban la cerámica con tradición Chupícuaro, debían considerarse como parte de las sociedades estratificadas mesoamericanas, con una estructura política y territorial definida y no como sociedades aldeanas aisladas, carentes de arquitectura y centros ceremoniales. A partir de ese primer impulso, los grupos sociales posteriores presentaban expresiones culturales de naturaleza propia a nivel regional dentro del contexto mesoamericano (Crespo, et. al., 1988:259).
Culturas de la Región
En la región de Acámbaro hubo Cinco Culturas Prehispánicas:
- Chupícuaro - Preclásico Superior - 800 A. de C. al 200 D. de C.
- Los Morales - Preclásico Superior - 400 A. de C. al 250 D. de C.
- Teotihuacán - Horizonte Clásico - 200 D. de C. al 900 D. de C.
- Tolteca - Posclásico Temprano - 900 D. de C. al 1200 D. de C.
- Tarasca - Posclásico Tardío - 1200 D. de C. al 1525 D. de C.
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